domingo, 20 de junio de 2010

Avellanedatango

No quisiera volver a mirarte
Con ojos que añoran paisajes queridos.
El recuerdo y la ausencia mejoran
Geografías pequeñas, paraísos perdidos.

Una tarde cualquiera podría perderme
En mi calle, al seiscientos de la realidad.
Una brisa agridulce vendrá del Riachuelo
Para despojarme de mi soledad.

Ayeres tallados en piedras cansadas
Espejos de infancia,
Húmeda ilusión.
Con el obstinado ritmo de la lluvia
Desando el olvido de mi corazón.

Y ese límite último del mundo
Que impone rotundo el blanco paredón.
Aún la sangre impregna el ladrillo
Que una noche oscura acribilló el horror.

En aquella puerta verde del pasado
Se abren como un sueño doradas historias.
Ya sin la mochila gris de la nostalgia
Abro una ventana azul a la memoria.

Ayeres tallados en piedras cansadas
Espejos de infancia,
Húmeda ilusión.
Con el obstinado ritmo de la lluvia
Desando el olvido de mi corazón.