martes, 21 de abril de 2009

Descuartizando un poema de Vallejo

El hombre nuevo

Como en los Olivos, el hombre nuevo
Calmó su cólera encendida con puñales
Subiendo de espaldas por regiones claroscuros
Dejando un jirón de piel en cada espino,
Volando como paloma al viento de la angustia,
Redimiendo la muerte con la vida,
Esperando que semilla y espiga,
Cordero y oveja, renazcan semejantes.

La conciencia como una lúcida luna de cuarzo
Anida en los cristos desiguales
-pobre cristo dividido en sangre y llanto,
hieles y mieles, cruces y árbol, risa y espanto-
Cristos imperfectos, duales, corruptibles
Que aguardan la sentencia criminal de la materia:
Tierra y patíbulo,
Cuerpos y tumbas.

Como el profundo terciopelo de la noche
Acepta cráteres de claridad agonizante
O los vinagres descubren dulzuras imprevistas
Y el fuego también arde en espuma sofocada,
El hombre que fue niño,
Sangre y venas, párpados y ojos,
Corazón y latidos, sonido y pensamiento,
Surge en humus y alma, espléndido y antiguo.

Lo que queda del día

pálidas, plateadas columnas de aurora
reino del casto alabastro profundo

humedad cuajada de las hojas del árbol
esperando bosques arqueados de pájaros

pétalos colmados de terrestre belleza
simetría turgente, blanca sobre roja

candelabro de la tierra son botones de trigo
en valles y colinas, acequias y ríos

la fiebre de la vida desprende su aroma
alarga los mares y levanta al mundo

la que se quiebra en mínimas ranuras
se eleva, se pierde. Desnuda mis dudas.

jueves, 9 de abril de 2009

Play running

Me recorriste una y otra vez
y conocés
mi costado más bestial,
el animal
que dormita en las sombras de la noche.

Play running y navego por tu mente,
presente
en este cuerpo tan etéreo y tan virtual,
tan vital
para estallar en humores y sentidos.

El fantasma de tu huella
tiene aquella
demoledora contundencia de la carne,
de la sangre
que arremete sublevada por las venas.

Y en la piel y en el sexo y en la boca
esta loca
absoluta certeza de tu nombre.
Sólo un hombre,
una noche, una historia, un deseo.