jueves, 24 de enero de 2008

Orfeo

Dame de tus dones el don de los tambores
que a tu rítmica cadencia
yo sabré colocarle justa rima.
O no.
O improvisaré torpemente sinsentidos,
oquedades, redundancias cacofónicas,
obviedades, esperpentos olvidables.
Sin embargo...
Amo tan físicamente la música
que brota de la lluvia o de un martillo
que las palabras, obedientes, se acomodan.
Me acomodo
para disfrutar de la fiesta de tu alma
para la danza tribal de tu poesía.
Orfeo…Y yo, Eurídice.

No hay comentarios: